Hubo un tiempo en el que el protagonista fue el colágeno. En otro, fue el ácido hialurónico quien acaparó la atención de todas las personas interesadas en la cosmética. El retinol también gozó de su tiempo de estrellato. Y el silicio. De todos estos productos hemos hablado en este blog y de todos ellos hemos descrito sus características y sus funciones. De todos ellos hemos destacado cómo, en un momento u otro de la historia de la cosmética, se han convertido en ingrediente casi imprescindible de los mejores productos cosméticos.

Hoy os vamos a hablar de otro de esos ingredientes que, de golpe, se convierten en parte imprescindible de muchos productos cosméticos: la niacinamida.

La niacinamida es un derivado de la vitamina B3, una vitamina que cumple una importante función en el metabolismo de hidratos de carbono, proteínas y grasas, en la circulación sanguínea, en el proceso de la respiración, en el funcionamiento del sistema nervioso y en el buen estado de la piel. La niacinamida, como derivado de la vitamina B3, está presente en alimentos como los huevos, el pescado, la carne, los cereales o los vegetales verdes.

Desde hace más de treinta años, la niacinamida es estudiada por todo tipo de científicos y dermatólogos. Gracias a todos esos estudios se han conocido las importantes propiedades de la niacinamida a la hora de tratar patologías cutáneas como el acné, la hiperpigmentación, la dermatitis atópica o el fotoenvejecimiento cutáneo.

Entre las propiedades de la niacinamida, los investigadores que empezaron a estudiarla y a plantearse su utilización en el mundo de la cosmética encontraron las siguientes:

  • Mejora la producción de lípidos intercelulares del estrato córneo y la de los ceramidas de la piel.
  • Estimula la renovación celular a nivel de la epidermis evitando o atenuando la formación de arrugas y aumentando la luminosidad de la piel.
  • Reduce el daño de los radicales libres.
  • Reduce la formación de manchas.
  • Refuerza la función de barrera de la piel.
  • Mantiene la hidratación de la piel evitando la pérdida de agua.
  • Posee propiedades antinflamatorias y antioxidantes.
  • Reduce el enrojecimiento y las manchas. El acné pasado acostumbra a dejar marcas rojas en la piel y esas marcas no son fáciles de eliminar. Los estudios científicos han demostrado que un producto cosmético con una concentración de un 1% de niacinamida utilizado a diario puede ser muy útil para acabar con esas manchas.
  • Reduce la apariencia de los poros. Al ayudar a cerrar los poros, la niacinamida fortalece la elasticidad de la piel.
  • Colabora en la inhibición de los procesos causantes de la palidez o del tono amarillento de la piel.

Comprobadas estas funciones en la niacinamida, los investigadores empezaron a buscar la manera de poder aplicarla en productos cosméticos. Al hacerlo, sin embargo, se encontraron con dos problemas. El primero de ellos era que los mismos mecanismos que favorecían su penetración rompían la barrera de la piel, contrarrestando así los beneficios hidratantes y protectores de la propia niacinamida. El segundo de ellos era que había que ajustar muy bien las concentraciones de niacinamida en el producto cosmético para que el mismo fuese efectivo.

Estos problemas no supusieron un freno para los investigadores. Los grandes beneficios de la niacinamida fue el motivo que impulsó a los investigadores a no rendirse y a buscar una manera de subsanar los mencionados defectos de las primeras formulaciones cosméticas que incluían la niacinamida. Lo consiguieron del siguiente modo:

  • Formularon una nueva tecnología de absorción que permitía la penetración y posterior liberación de la niacinamida sin por ello afectar a la función de barrera de la piel.
  • Se buscó que la niacinamida se aplicara en emulsión junto a otros activos que no debían ocluir los poros ni la barrera de la piel. Aplicándose junto a esos otros activos, la niacinamida pueden penetrar más fácilmente hasta las capas más profundas de la piel.
  • Se realizaron fórmulas de productos cosméticos en los que la niacinamida se empezó a acompañar de una alta concentración de glicerina. La glicerina cumplía una doble función. Por un lado, hidrata las células de la piel. Por la otra, facilita la absorción de la niacinamida.

Gracias a esos cambios, la niacinamida se ha ido convirtiendo poco a poco en un ingrediente de gran importancia en aquellos productos cosméticos destinados a luchar contra el fotoenvejecimiento.