Hay nombres que remiten a la elegancia y el clasicismo y nombres que traen a la mente conceptos como jovialidad, excentricidad, frescura, irreverencia… Moschino, sin duda, pertenece a esta segunda clase. Quizás son esos conceptos los que han intentado transmitir, al utilizar productos Moschino, celebrities como Madonna, Lady Gaga, Beyoncé, Lady Gaga, Nicole Kidman, Jessica Alba o la mismísima Diana de Gales. Todas estas mujeres han conseguido dar relevancia social a una marca que nació gracias al espíritu imaginativo y un poco gamberro de Franco Moschino, el hijo de un fundidor de metal y un ama de casa.

Moschino nació en febrero de 1950 en la Lombardía italiana e inició su carrera como estilista a principios de los años 70. Había llegado a Milán para convertirse en pintor pero para financiar sus estudios de Bellas Artes trabajó como ilustrador de moda. Poco a poco, esta tarea empezó a absorber su interés y en 1971 empezó a trabajar como ilustrador para Gianni Versace. Hasta 1977 estuvo trabajando para él. En ese tiempo llegó, incluso, a crear campañas publicitarias para él.

Tras trabajar con Versace, Moschino colaboró con empresas como Davidoff o Max Mara. En 1983 creó su propia empresa, Moonshadow, y lanzó al mercado la marca Moschino. Su primera colección fue una clara muestra de lo que iba a ser la línea estilística de la marca: excéntrica, muy colorida, exagerada y provocativa.

Moschino lanzó al mercado, por ejemplo, minifaldas de mezclilla de color negro con huevos de plástico adornando el dobladillo, chaquetas decoradas con chapas de botella, vestidos a lunares, esmóquines adornados con cuchillos y tenedores o corpiños realizados con pernos de seguridad. Sin duda, la apuesta estilística de Moschino era una apuesta atrevida y fronteriza. Pisaba límites y fronteras que no se habían pisado hasta entonces. Y lo hizo con tanto descaro que hasta se ganó una denuncia de Chanel. Moschino había jugado con la imagen de Chanel Nº 5 al realizar una de sus camisetas. Había colocado la imagen del mítico perfume en una pantalla de televisión, como si se tratara de un anuncio televisivo. Louis Vuitton fue otra de las marcas con las que Moschino tuvo problemas.

A la hora de buscar inspiración para sus creaciones, Moschino fijó su vista en el teatro, del que era un apasionado seguidor. Fue con esa inspiración con la que creó múltiples piezas que, en cierto modo, parecían ser una burla de los clásicos de la moda. El slogan que sirvió para una de sus colecciones ya fue, de hecho, toda una declaración de principios. “Stop the fashion system!”, decía ese slogan.

Durante diez años, Moschino afianzó a nivel internacional su imagen de innovador constante. En 1985 lanzó su colección masculina. En 1986, su primera colección de jeans. En 1987, su primer perfume femenino.

En 1989 Moschino abrió su primera tienda. Lo hizo en la ciudad en la que había fundado su empresa, Milán. El éxito de la tienda permitió que, al poco tiempo, pudiera abrir otra tienda en Milán. En esta segunda tienda Moschino colocó su línea de jeans y su línea joven.

La nueva década trajo la expansión de la marca más allá del Atlántico. En 1991, el perfume de la marca italiana fue presentado oficialmente y con una gran ceremonia en los almacenes Saks de la Quinta Avenida neoyorquina. Este fue un tiempo de gran expansión de la marca. Ese éxito permitió a Franco Moschino el crear el Projeto Smile. El Projeto Smile era un proyecto solidario para conseguir fondos mediante eventos relacionados con el mundo de la moda. Los fondos del Projeto se destinarían, según el plan de Franco Moschino, a atender a bebés y niños afectados por el virus del SIDA. Se dice que fue esta enfermedad la que causó su muerte en 1994.

Tras la muerte de Franco Moschino fue Rosella Jardini quien se hizo cargo de la marca. Rosella Jardini había sido la asistente de Moschino y su más fiel colaboradora. En 1999, Moschino pasó a formar parte del grupo Aeffe (empresa que era propietaria, a su vez, de Jean Paul Gaultier, Cacharel y Alberta Ferretti). La pertenencia a este grupo fue fundamental para la expansión de la marca. Se abrieron tiendas propias en Roma, Londres, Los Angeles, Nueva York, Dubai, Moscú, París, Berlín, Mumbai… En total, Moschino tiene hoy más de 35 tiendas repartidas por todo el mundo, tiene presencia en 60 países y es propietaria de la Maison Moschino, un espectacular hotel con 65 habitaciones temáticas entre las que se incluyen las destinadas a Alicia en el País de las Maravillas y a la Bella Durmiente.

Moschino sigue siendo hoy una marca de referencia para ese público joven que quiere transmitir con sus ropas la rebeldía propia de la edad. La tarea que Jeremy Scott desempeña como Director Creativo de la marca sigue la línea que marcara su fundador. El ADN de la marca está salvaguardado por el trabajo de Scott. Tras casi treinta años de existencia, los productos Moschino han conseguido establecer una alianza muy personal entre el desenfado y la alta costura intentando demostrar con ejemplos que el ser fashion no tiene porqué resultar caro.

Tras su primer perfume femenino, Moschino, un perfume perteneniente a la familia olfativa almizcle floral amaderado para mujeres y lanzado en 1987, Moschino fue completando un muy atractivo catálogo de perfúmenes. En 1990 lanzó Moschino Pour Homme, el primer perfume masculino de la marca.

En 1996 vieron la luz Cheap and Chic by Moschino y Oh! de Moschino. Un año después saldría Uomo?, uno de las creaciones más afamadas de la marca. En 2003, para conmemorar el vigésimo aniversario de Moschino, la marca italiana lanzó el perfume femenino Couture! Cuatro años después, en 2007, el perfume lanzado por Moschino al mercado fue Funny.

La marca no ha cesado de lanzar nuevas fragancias al mercado. Hippy Fizz y Glamour (en 2008), Moschino Forever (en 2011), Pink Bouquet (en 2012), Toy y Stars (2014), Chic Petals, Cheap and Chic y Fresh Couture (que presenta un atrevido envasado que es exactamente igual al de cualquier limpiacristales) son algunas de las fragancias que Moschino lanzado al mercado en los últimos años.