La autoría del término cosmecéutico se debe al doctor estadounidense Albert Kligman. Fue este médico especializado en el estudio de los retinoides tópicos quien lo acuñó en 1984. Con él, Kligman se refería a una preparación tópica que acostumbra a venderse como un cosmético pero que tiene características de rendimiento que lo hacen semejante a un producto farmacéutico.

Esa hibridación entre cosmética y farmacéutica que el nombre de cosmecéutico sugiere la existencia de un tipo de producto que se halla a medio camino entre el medicamento (cuya finalidad es, no hay que olvidarlo nunca, la cura o prevención de una enfermedad) y el cosmético (que sirve para embellecer la piel o para disimular alguna característica de la misma).

La generalización de los cosmecéuticos como productos habituales de uso empezó a producirse en Estados Unidos en los años 90. Con los cosmecéuticos, la industria de la cosmética intentaba buscar una alternativa a los tratamientos anti-edad. Lo que se intentaba, sin embargo, no era, en modo alguno, curar la piel. Por eso no puede hablarse de los cosmecéuticos como de medicamentos. En el fondo, lo que los cosmecéuticos son es el resultado de la evolución de los cosméticos clásicos hacia un tipo de cosméticos mucho más activo.

Un cosmecéutico es pues, y resumiendo, un cosmético más activo; es decir: un cosmético con una concentración de ingredientes activos más elevada y con una forma de vehicular dichos activos que posibilita una liberación de los mismos más rápida y sostenida. El precio más elevado de los cosmecéuticos en comparación con los precios de los productos cosméticos “tradicionales” estaría justificado, pues, no sólo por su mayor efectividad, sino también por todo el trabajo de investigación y laboratorio que posibilita la aparición de cualquiera de estos productos.

Entre el cosmecéutico y el cosmético tradicional existe, también, una diferencia capital: el cosmecéutico no se vende en supermercados. O no debería venderse. Sólo un dermatólogo, alguien que conozca las características de la piel del o de la cliente, puede recomendar un cosmecéutico determinado. Hay que tener siempre presente que no todas las pieles reaccionan del mismo modo a un mismo producto y que los cosmecéuticos tienen concentraciones de ingredientes que pueden producir, en algunos casos, reacciones adversas en según qué epidermis. Hay marcas de cosmecéuticos, como por ejemplo Elizabeth Arden, que sólo utilizan especialistas en dermatología para distribuir sus productos.

Si nos atenemos a las características legales de los cosmecéuticos, podemos decir que éstos son entendidos, a nivel impositivo, como cosméticos. Por eso su venta está grabada con el 21% de IVA (es decir, con el tipo general) y no con el IVA reducido del 4% con que están grabados los medicamentos. Los cosmecéuticos, de hecho, no existen desde un punto de vista legal. Son, simplemente, cosméticos. Y el término cosmecéutico, pues, se limitaría a ser un término utilizado con finalidades publicitarias. Quienes defienden este punto de vista (el de concebir el cosmecéutico como un simple cosmético) fundamentan su opinión, entre otras cosas, en el hecho de que el modo de aplicación del cosmecéutico no se diferencia en modo alguno del modo de aplicación del cosmético tradicional. Es decir: al igual que éste, el cosmecéutico se aplica, de manera tópica, directamente sobre la piel.

La falta de una regulación estricta sobre estos productos (al revés de lo que sucede con la estricta regulación que afecta a todo tipo de producto farmacéutico) hace que, en demasiadas ocasiones, el término cosmecéutico aparezca mezclado con términos como el de nutracéutico o el de nutricosmético. Para evitar esas confusiones, hay que tener siempre presente la formulación del producto cosmético. Para hablar de cosmecéutica es necesario que aparezcan en la formulación del producto ingredientes como el ácido retinoico, el glicólico, el láctico, el ascórbico, la hidroquinona… Retinoides, alfahidroxiácidos, antioxidantes, extractos regenerantes (rosa mosqueta, árbol del té, etc.), péptidos… todos estos ingredientes son los que deben aparecer en mayor o menor medida en un producto cosmético para que éste pueda ser considerado un cosmecéutico.