La piel produce sebo de manera natural. Cuando la piel produce menos cantidad de sebo de lo normal hablamos de piel seca. Este tipo de piel carece de los lípidos necesarios para retener la humedad y formar un escudo protector frente a influencias externas. Esto, a la larga, conduce a un deterioro de ese escudo. La piel, así, pierde en buena medida su función de barrera.

Tipos de piel seca

No existe un único grado de sequedad entre las pieles secas. Así, dependiendo del grado de intensidad, podemos distinguir entre:

  • Piel seca. Este tipo de piel presenta una ligera sequedad, tiene una elasticidad cutánea débil y puede percibirse tirante, frágil y áspera.
  • Piel muy seca. Si la piel seca no es tratada, ésta puede degenerar hasta mostrar una descamación leve y un aspecto áspero o lleno de manchas (parece una piel envejecida prematuramente). La piel muy seca es una piel que da sensación de tirantez y que puede sufrir picores. Este tipo de piel es, también, una piel más sensible al enrojecimiento, la irritación o el riesgo de infección.
  • Piel extremadamente seca. Este tipo de piel puede darse en zonas muy específicas del cuerpo y especialmente propensas a sufrir sequedad. En manos, pies, codos y rodillas pueden aparecer asperezas, descamaciones, callosidades, grietas o picores.

Consejos para cuidar la piel seca

Como se puede imaginar, la lucha contra la piel seca implica la hidratación de la misma. Pero… ¿qué debemos hacer para hidratar la piel? En primer lugar, devolver a la misma sus aceites naturales, es decir, aquellos aceites que el cuerpo produce de manera natural para proteger la piel y prevenir su sequedad. Para devolver a la piel sus aceites naturales lo primero que hay que saber es saber ducharse. La rutina del baño es una de las grandes amenazas para nuestros aceites naturales. Para que éstos no peligren debemos:

  • Bajar la temperatura del agua hasta donde podamos aguantarlo. El agua caliente reseca la piel.
  • Utilizar jabones hidratantes o jabones para pieles sensibles. Hay jabones demasiado agresivos que acaban actuando contra los aceites naturales de nuestra piel.
  • Evitar ducharnos en exceso o durante demasiado tiempo. Una ducha al día durante un período de tiempo de entre 10 y 15 minutos es suficiente para mantener una adecuada higiene corporal sin por ello poner en riesgo los aceites naturales de la piel.

Una vez duchados de una manera correcta, para luchar contra la piel seca debemos adquirir la rutina de exfoliar nuestra piel de una manera suave. La exfoliación no es un capricho. La exfoliación sirve principalmente para evitar infecciones y eliminar células muertas, pero también sirve para facilitar la absorción de los productos que utilicemos para hidratar nuestra piel.

Que la exfoliación sirva para cuidar la piel seca no quiere decir que debamos abusar de ella. No deberíamos exfoliar nuestra piel (y mucho menos la del rostro) más de dos o tres veces por semana. Tampoco deberíamos utilizar exfoliantes demasiado abrasivos. La piedra pómez o las esponjas vegetales no son demasiado recomendables. Las primeras por demasiado duras y las segundas por ser, con demasiada facilidad, nidos de gérmenes y bacterias, están desaconsejadas cuando queremos realizar una correcta exfoliación de nuestra piel con vistas a luchar contra su sequedad.

Otro consejo a tener en cuenta a la hora de cuidar la piel seca es el de secarla con cuidado. No hay que frotarla vigorosamente. El hacerlo la irritará y eliminará buena parte de los aceites naturales de la misma. Para secar la piel hay que dejar que la seque el aire o secarla dando golpecitos con una toalla o con un paño limpio y suave.

El siguiente paso para cuidar la piel seca consiste en aplicar un hidratante. Tras bañarnos debemos aplicar una capa de hidratante para, así, retener la humectación y restaurar los aceites naturales. Si la aplicamos durante el día, esa capa será más fina. Si lo hacemos durante la noche, la capa deberá ser más gruesa. Cuando lo apliquemos durante la noche, el hidratante puede ser cubierto con alguna prenda que sirva para proteger el producto. La prenda no debe ser una prenda importante, sino una prenda que sea ya vieja y que no haya que lucir ante nadie. Un pijama, por ejemplo, puede ser una buena opción para cubrir el hidratante que aplicamos por la noche para cuidar la piel seca.

Rutinas de hidratación para la piel seca

Para que la lucha contra la piel seca se convierta en una lucha efectiva hay que establecer una rutina compuesta por una serie de cuidados entre los que destacamos los siguientes:

  • Hidratación periódica. La piel seca no deja de serlo de la noche al día. Se necesita constancia y persistencia para conseguir su correcta hidratación. Y la correcta hidratación sólo se producirá si hidratamos nuestra piel cada día.
  • Protección de la piel del frío. El frío reseca la piel. El frío le roba humedad. Por eso, para evitar que la piel se deshidrate y reseque en invierno debemos cubrir nuestra piel con ropa que la proteja: guantes, gorros, bufandas, capuchas…
  • Protección de la piel del sol. Pocos elementos tienen la capacidad de irritar y dañar la piel como la tiene la luz del sol. Un filtro solar de espectro amplio y factor entre 15 y 30 puede ser suficiente en invierno para cuidar la piel seca de los efectos de los rayos solares.
  • Utilización de un jabón con ph neutro. Para evitar la piel seca hay que usar un jabón para piel sensible. Un jabón con un ph excesivo puede resultar abrasivo para la piel y puede causarle daños y sequedad.
  • Utilización de agua baja en cal para ducharse. La cal del agua reseca la piel. El agua canalizada de muchas ciudades acostumbra a ser un agua excesivamente calcárea. Hay sistemas para reducir el nivel de cal del agua. Invertir en uno de esos sistemas puede ser, a la larga, muy beneficioso para nuestra piel.
  • Utilización de humificadores ambientales. Una buena manera de cuidar la piel seca y ayudar a hidratarla es utilizar un humificador en casa. Utilizándolo en el dormitorio, el humificador nos ayuda a dormir y ayuda, también, a cuidar de nuestra piel.

Finalmente, para cuidar la piel seca hay que adoptar una serie de medidas que están más allá del tratamiento directo de la piel pero que van a incidir directamente en su grado de humedad. Entre dichas medidas figuran:

  • Beber más agua.
  • Alimentarse correctamente; es decir: incorporando a nuestro organismo los nutrientes necesarios.
  • Evitar la obesidad y el exceso de peso, ya que enfermedades asociadas a la obesidad, como puede ser la diabetes, pueden resecar la piel.
  • Vigilar que no se padezcan diferentes enfermedades de la piel que puedan provocar la sequedad de la misma como pueden ser la psoriasis y el eczema.
  • Reducir el consumo de alcohol. El alcohol, como diurético que es, hace aumentar la pérdida de líquidos.

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