Cuando hablamos de cuidado capilar, la tendencia es pensar siempre en un cabello muy específico: el cabello que nos cubre la cabeza. Al hacerlo obviamos algo que, más allá de las modas hípster, es más habitual de lo que creemos: y es que son muchos los hombres que tienen barba y la barba, como pelo que es, debe ser también cuidada si deseamos que luzca limpia y con su mejor aspecto.

La barba, al igual que el peinado o la ropa que elijamos para vestir, forma parte del aspecto de un hombre y, como tal, debe ser cuidada. Ese cuidado pasa en muchas ocasiones por pasar por la barbería pero… ¿es estrictamente necesario hacerlo para lucir una barba cuidada? No necesariamente. Sólo hay que interiorizar una serie de consejos para cuidar la barba y, así, el hombre que lo desee podrá lucir una barba limpia y arreglada sin por ello tener que acudir a la barbería cada dos por tres.

Lavado de la barba

Como sucede para cuidar todo tipo de cabello, el cuidado del pelo de la barba empieza por su lavado. El pelo de la barba debe ser lavado periódicamente. No en vano, a lo largo del día la barba sufre muchas agresiones de suciedad. Estas agresiones pueden ser de comida, de partículas que quedan atrapadas entre los pelos, del humo del tabaco, de la contaminación ambiental, de restos de la piel que, en tiempo de frío o de condiciones climatológicas adversas, se desescame, etc.

Para lavar correctamente el pelo de la barba hay que tener presente que ese pelo es distinto al pelo de la cabeza. Más grueso y rizado, debe ser cuidado de una forma diferente y, por supuesto, debe ser lavado con otro tipo de productos. El champú para lavar la cabeza acostumbra a no ser útil para lavar la barba. El lavado de la barba exige un champú o un jabón específico. El jabón para lavar la barba acostumbra a ser un jabón menos agresivo y áspero que el jabón para lavar la cabeza. Elaborado habitualmente con ingredientes orgánicos, el champú para lavar la barba es más natural que aquél y bastante más suave.

Escogido el champú para lavar la barba, estableceremos una rutina para lavarla. El establecimiento de dicha rutina es fundamental. Para cuidar la barba debemos tener presente que no por lavarla más a menudo la estaremos cuidando mejor. Una frecuencia demasiado elevada de lavados puede dañar a los aceites naturales del pelo de la barba, aceites que intervienen en su crecimiento, brillo y fortaleza. Una buena frecuencia de lavado de la barba con jabones y champús sería, por regla general, la de tres veces a la semana.

A la hora de lavar la barba, podemos usar jabones en pastilla o en gel. Una vez hayamos elegido el champú, lo aplicaremos generosamente por toda la barba y desde la raíz a las puntas en todas las direcciones posibles, hundiendo los dedos en ella para que el champú llegue hasta la piel y, así, ésta quede limpia e hidratada.

Tras enjabonar la barba, debemos aclararla con abundante agua. A la hora de aclarar la barba, hay que hacerlo con agua templada, ya que el agua caliente acaba resecando la piel. Cuando veamos que ya no queda jabón en la barba, la acabaremos de aclarar con agua fría. El agua fría se encargará de cerrar los poros y de aportar brillo a la barba.

Tras lavarla, el siguiente cuidado de la barba consiste en secarla. La mejor manera de hacerlo es pasando una toalla limpia, suavemente, por la zona. Eliminar toda el agua de la zona servirá para evitar irritaciones. Para secar correctamente la barba podemos recurrir a un secador. Con temperatura media, lo utilizaremos mientras pasamos un cepillo por la barba para, así, estirar el pelo de la misma.

Hidratación de la barba

Tan importante como el lavado a la hora de cuidar la barba es la hidratación de la misma. Para hidratar bien la barba hay que escoger cuidadosamente los productos destinados a cumplir dicha misión.

Al hidratar la barba, lo que estamos haciendo es, también, hidratar la piel que la barba cubre. Una piel bien hidratada, una piel que no esté reseca ni desescamada, permite que el pelo de la barba crezca sano y a un ritmo adecuado. Para hidratar la piel que cubre la barba, sin embargo, no se debe utilizar una crema hidratante normal, pues una crema de este tipo seca el pelo y lo deja áspero y difícil de peinar. Para hidratar la barba, pues, hay que utilizar productos específicos para tal fin. Un aceite o un bálsamo pueden ser buenas opciones. El primero es menos grasiento que el segundo.

Los aceites son un elemento imprescindible a la hora de cuidar la barba. Elaborados con productos naturales (como pueden ser, por ejemplo, la jojoba, el argán o la pepita de uva), los aceites para hidratar la barba aportan a ésta brillo y suavidad.

Para hidratar la barba con aceite, basta con verter una pequeña cantidad en las manos (4 o 5 gotas para barbas cortas y entre 8 o 9 para barbas largas), frotarlas para repartir el aceite y, a partir de ahí, meter los dedos en la barba, por la parte de abajo, para llegar a la piel e ir progresivamente subiendo hacia arriba impregnando con aquél los pelos. Antes de aplicar el aceite debemos asegurarnos de que la barba está completamente seca. Una vez aplicado el aceite, podremos dar a nuestra barba el aspecto que deseemos. Si utilizamos un peine de púas anchas, daremos a la barba un aspecto más liso.

Fijar la barba

El último paso a seguir cuando deseamos cuidar la barba consiste en fijarla. Para ello, utilizaremos aceites y bálsamos que, al tiempo que hidratan la barba, le proporcionan una fijación leve o media. Si deseamos una fijación mayor, recurriremos a las ceras. De entre los diferentes tipos de ceras para barbas existentes en el mercado, las que proporcionan un efecto mate son las que dan un aspecto más natural a la barba.

Para fijar la barba es muy útil también la utilización de lo que se llama fibra. Para peinarla, utilizaremos siempre un cepillo especial para barba. Este tipo de cepillo será de buena separación entre las cerdas y éstas, además, serán flexibles.