Figura sin duda en los primeros puestos de las preocupaciones capilares de un gran número de personas. Definida como el “conjunto de escamas o láminas blancas que caen de la capa córnea cutánea del cuero cabelludo”, la caspa es ese problema capilar que aún hoy causa una cierta vergüenza entre las personas que la padecen pese a ser un problema más común y extendido de lo que la gente puede creer. De no serlo no tendría sentido que grandes marcas como H&S dedicaran campañas publicitarias ni contrataran a personajes públicos de gran tirón social como Iker Casillas para publicitar champús y otros productos capilares destinados a luchar contra la caspa.

Que puede afearnos la elegancia de un vestido, una blusa, una americana, una camisa o una camiseta negra ya lo sabemos. Pero, ¿por qué nace la caspa? Principalmente, porque es su nacimiento es fruto de un proceso absolutamente natural y que, en el cuerpo humano, se produce continuamente: el de la muerte y nacimiento de células. Si esa muerte de las células se produce de manera excesivamente acelerada, es decir, si tiene lugar cuando las células epiteliales del cuero cabelludo no han alcanzado su madurez total, esa muerte deja un rastro y ese rastro no es otro que el de la caspa. Si el proceso de renovación celular se acorta, las células que se desprenden se adhieren entre sí y, al hacerlo, forman esas escamas blanquecinas que tanto nos desagradan y preocupan.

Si la producción de caspa es demasiado intensa, su aparición puede ir acompañada de picores. Cuando eso sucede es debido a que existe algún tipo de enfermedad capilar. La micosis, la seborrea, la psoriasis o la pediculosis pueden ser la causa de que se produzca esa producción acelerada de caspa y, con ella, ese picor tan molesto.

La mayor o menor producción de caspa puede depender de diversos factores. Uno de ellos, fundamental, es la genética. El estrés, el clima (mejor más húmedo para tener menos caspa), la mala alimentación o algún problema de tipo hormonal puede figurar, también, como motivo principal de la aparición de la caspa. Las dietas pobres en zinc o el consumo habitual de alcohol pueden favorecer o agravar el problema de la caspa. Según algunos dermatólogos, el uso de tintes y otros productos capilares pueden fomentar la aparición de la caspa.

La lucha contra la caspa

¿Cómo luchar contra la caspa? Aceptando de antemano que su completa erradicación es un objetivo prácticamente de imposible cumplimiento, la mejor manera de luchar contra la caspa es utilizar un buen champú anticaspa. En el mercado puedes encontrar una amplia variedad de productos anticaspa. Lógicamente, esa amplia variedad de champús se trasluce en una amplia variedad de precios. Para los casos de caspa leve, cualquiera de esos champús puede servir. Los casos de caspa más intensa pueden exigir el uso de un champú anticaspa que posea unas características especiales. La manzanilla, el aloe-vera, el vinagre blanco, el limón o el aceite de oliva pueden ser algunos de los componentes de estos champús anticaspa.

Uno de los últimos tratamientos que se ha impulsado para disminuir la caspa o mantenerla a raya está fundamentado en la presencia de piritionato de zinc y carbonato de zinc en la formulación de los champús anticaspa. Estos dos componentes ayudan a reducir lo que se conoce como estrés oxidativo, un proceso biológico que influye de una manera directamente proporcional en la velocidad a la que mueren las células. Para reducir el estrés oxidativo hay que conseguir que el champú anticaspa llegue hasta el infundíbulo fonicular y eso es algo que consigue el piritionato de zinc.

Junto al piritionato de zinc, algunos de los componentes habituales de los champús anticaspa son los siguientes: sulfuro de selenio, ácido salicílico, urea, cloruro de benzalconio, extracto de mirto blanco, extracto de capuchina y aceites esenciales de romero o del árbol del té.

Otro de los últimos tratamientos que se están experimentando para luchar contra la caspa se fundamentan en la diferenciación de dos tipos de caspas. Cada una de ellas, la grasa (formada por escamas amarillentas y espesas que están firmemente adheridas al cuero cabelludo) y la seca (formada por finas escamas blanquinosas o grisáceas), precisa un tratamiento especial. El gliconato de guanidina, incorporado a la formulación de muchos geles exfoliantes, facilita el proceso de descamación de la caspa grasa.

Cómo lavar el cabello

A la hora de utilizar un champú anticaspa hay que tener en cuenta diversos factores. Uno de ellos es el del tiempo que el champú debe permanecer en el cabello. Ese tiempo debe oscilar entre los 5 y los 10 minutos. Mientras el champú está en el cabello éste debe ser masajeado, de manera suave, con la yema de los dedos. Tras ese tiempo, el cabello debe ser aclarado con agua templada.

La mayor parte de los dermatólogos recomiendan alternar champús con diferente composición para, así, ampliar las posibilidades de atacar el problema. Muchos de estos dermatólogos recomiendan, también, alternar el champú anticaspa con un champú regular. Hay que tener en cuenta que la dermis puede habituarse a los componentes de un determinado champú anticaspa reduciendo así su efectividad.

Cepillar bien el cabello cada día, no usar el secador con temperaturas altas y evitar tocarse el cabello serían, finalmente, algunas de las recomendaciones a tener en cuenta a la hora de luchar contra la caspa.