La industria cosmética no cesa de investigar en busca de nuevos principios activos que optimicen las propiedades de cualquier tipo de producto cosmético. Esa búsqueda continua llevó hace un tiempo a la industria cosmética a fijar su vista en el mar y en sus riquezas. Así, los activos de origen marino están adquiriendo cada vez mayor relevancia en el mundo de la cosmética.
De entre todos los productos cosméticos que han basado su formulación en los activos de origen marino, aquéllos que se derivan del uso de las algas son los más numerosos.

Al utilizar las algas como ingredientes de sus productos, la industria cosmética no hace sino sumarse a todas las personas y culturas que, a lo largo de los siglos, se han servido de las algas para elaborar todo tipo de productos. Las algas, esos vegetales acuáticos tan variados entre sí (se cree que existen más de 30.000 especies, la mayor parte de ellas unicelulares y microscópicas), han sido utilizadas históricamente como alimento, como fertilizantes o con usos medicinales, y lo han sido por culturas tan diferentes como la greco-romana, la azteca o las culturas de Oriente.

Tipos de algas

El color de las algas depende del grado de penetración de la luz solar en el mar y sirve para establecer una tipología de las mismas. Según dicha tipología, podemos distinguir entre cuatro tipos fundamentales de algas:

  • Algas pardas o feofíceas. Suelen ser grandes (hasta 20 metros de longitud) y habitar en zonas frías y marinas. Estas algas suelen emplearse no sólo en cosmética. También se emplean en las industrias agropecuaria, farmacológica y alimentaria. Las algas más utilizadas en cosmética entre las algas pardas son, entre otras, la Laminaria digitata, el Fucus vesiculosus, el Fucus serratus, el Durvillaea antartica o el Ascophyllum nodosum.
  • Algas rojas o rodofíceas. Éste es el grupo más amplio de entre todas las algas. Poseen múltiples polisacáridos (fundamentalmente agar y carragenatos), lo que las convierte en algas muy interesantes para la industria cosmética. Miden entre pocos centímetros y un metro. Entre las algas rojas utilizadas en cosmética son la Gracilaria verrucosa, la Asparagopsis armata, la Palmaria palmata o la Corallina officinalis.
  • Algas verdes o clorofíceas. El 90% de este tipo de algas mayoritariamente unicelulares son de agua dulce. Son ellas las que dan ese color verde característico a charcas y pantanos y ellas, también, las que forman el llamado musgo de río. Importantes en la cadena alimentaria, no lo son tanto (aunque se usan) en las industrias agropecuaria, farmacológica y alimentaria. En la industria cosmética se usa, entre las algas verdes, la Ulva lactuca.
  • Algas verde-azuladas o cianofíceas. Llamadas también microalgas, son unicelulares y comúnmente utilizadas en la industria alimentaria. El alga cianofícea más famosa es la espirulina. En cosmética se utilizan fundamentalmente la Spirulina máxima / platense, la Dunaliella salina, la Chlorella vulgaris o la Tetraselmis suecica.

Más allá del uso agropecuario de las algas (pueden utilizarse como fertilizante o abono en las tierras de cultivo o como harina para complementar la dieta del ganado) o de su uso alimentario o farmacológico (se destaca su poder gelificante, antioxidante y antitumoral y se utiliza mucho en homeopatía), a nosotros, por razones obvias, nos interesa el uso de las algas en cosmética.

Usos cosméticos de las algas

Las algas empezaron a ser utilizadas en cosmética a inicios del siglo XX. Los laboratorios cosméticos franceses de la época empezaron a utilizarlas para elaborar jabones, champús, tintes, cremas de afeitar, tónicos, maquillaje, lápices de labios y diversos productos de baño.

El alto contenido en aminoácidos, oligoelementos, sales minerales y vitaminas convierten a las algas en un ingrediente muy interesante a la hora de mantener el buen aspecto externo de la piel. En la actualidad, las algas se hayan presentes en geles, mascarillas, champús, emulsiones, cremas, lociones, etc. y se utilizan como base o acompañamiento de muchos tratamientos anticelulíticos, hidratantes, tonificantes y rejuvenecedores.

Las algas pueden ser utilizadas en cosmética de dos modos: como agente activo o como gelificante de la textura cosmética.

  • Las algas como agente activo. La naturaleza de las algas les permite ser muy útiles a la hora de hidratar, tonificar, suavizar, depurar, drenar, nutrir y actuar como antioxidante. Esto permite que las algas, como ingredientes de los productos cosméticos, puedan aumentar la elasticidad de la piel y disminuir la flacidez de la misma al mismo tiempo que se incrementa su hidratación.
  • Las algas como gelificantes. Los polisacáridos presentes en las paredes celulares de las algas marinas aumentan su viscosidad o forman geles cuando se dispersan en según qué sustancias líquidas. Esto permite a las algas proporcionar una textura suave y untuosa a los productos cosméticos en los que las algas sean empleadas como ingrediente.