Los amamos. Nos extasiamos con su aroma. Buscamos en ellos reminiscencias de tiempos pasados, las huellas vaporosas de sueños en proceso de elaboración, la caricia olfativa que nos embriague con su sensualidad, el sello que nos distinga en una noche de fiesta o intimidad… Son los perfumes. Quien más quien menos tiene su perfume de confianza, aquél que, sabemos, nunca nos va a fallar. Tan íntimo nuestro como pueden serlo nuestro color preferido a la hora de vestir o la altura de tacón predilecta para nuestros zapatos. Tan íntimo y cotidiano que con demasiada frecuencia olvidamos que un perfume no sólo es un producto fruto de una industria, sino que es también (o puede serlo) una obra de arte fruto del trabajo, la experiencia, el conocimiento y la inspiración de un artista.

El artista responsable de la creación de un perfume, aquél que elige entre una paleta casi inacabable de notas olfativas aquéllas que, combinadas en una determinada proporción, van a servir para crear un nuevo aroma, recibe en el oficio perfumista el nombre de “nariz”.

El “nariz” es al perfume lo que el pintor al cuadro. Del mismo modo que éste elige la tonalidad y el tipo de pincelada, aquél elige la nota aromática y su proporción. En la figura del nariz se entrelazan el artista y el científico, la inspiración y el oficio.

Quizás ninguna obra nos haya permitido conocer la tarea del nariz o del maestro perfumista tanto como lo hizo el best seller del escrito alemán Patrick Süskind El perfume. En esa obra, y gracias al personaje del perfumista Giuseppe Baldini, interpretado por el gran Dustin Hoffman, aprendemos al mismo tiempo que lo hace su aprendiz, el protagonista de la novela y asesino Jean-Baptiste Grenouille, cómo se obtienen los aceites esenciales de las flores y cómo, a partir de ellos, los perfumistas o narices elaboran sus creaciones.

Inspiración y artesanía o, dicho de otro modo, genialidad y método, son los factores que intervienen en el proceso que todo perfumista sigue para elaborar su perfume. Gracias a esa combinación prodigiosa los mejores narices del mundo han elaborado las mejores fragancias de la historia de la Perfumería. Pero… ¿quiénes son esas personas?, ¿quiénes son esos maestros perfumistas que han dejado su huella creando obras tan seductoras y arrebatadoras como pueden ser Nº 5, de Chanel; Chypre, Shalimar, Arpège o Vent Vert?

Vamos a realizar a continuación una sucinta relación de los que, junto a algunos otros, están considerados los mejores perfumistas de la historia. Cada uno de ellos es responsable de la creación de auténticas obras de arte. Cada uno de ellos tuvo que elegir en su momento entre varios miles de notas olfativas para elaborar su obra. ¿Quiénes son ellos?

Ernest Beaux

Nacido en diciembre de 1881 en un pueblo en los alrededores de Moscú, Beaux merecería pasar a la historia tan sólo por ser el creador del seguramente más mítico perfume de la historia de la perfumería, Nº 5 de Chanel. Pero Beaux no sólo creó esa fragancia inmortal. Formado en la casa de perfumes moscovita Alphonse Rallet & Co., Beaux fue nombrado maestro perfumista en 1907. Su primera gran creación como uno de los perfumistas más famosos de la historia fue Bouquet de Napoleon, una fragancia creada en 1912 para conmemorar el primer centenario de la batalla de Borodino. Esa batalla marcó un punto de inflexión en las campañas militares napoleónicas. Un año después de crear Bouquet de Napoleon Beaux creó el Bouquet de Catherine. Con él, la casa Rallet celebraba el tercer centenario de la dinastía Romanov. Los avatares políticos rusos (hay que recordar que la revolución rusa estalló en 1917) llevaron a Ernest Beaux a París. Allí, y gracias al Gran Duque Dmitri Pavolovich de Rusia, Beaux conoció a Coco Chanel. Ese encuentro cambiaría la historia de la Perfumería. Beaux creó el mítico Nº 5, el Nº 22, Cuir de Russie y Bois des Îles, entre otros perfumes. Esa obra le ha permitido figurar como uno de los grandes perfumistas de la historia de la Perfumería.

François Coty

Si a alguien se le puede otorgar el título de gran revolucionario de la Perfumería es al francés François Coty. Él reinventó la paleta de fragancias del perfumista. François Coty fundó la casa Coty en 1904 y, junto a la casa Guerlain, fue el gran responsable de que la perfumería diera un salto adelante y abandonara las rutinas perfumistas un tanto anacrónicas del siglo XIX. ¿Su principal objetivo? Crear buenos perfumes a un precio medio para que las clases medias pudieran comprarlo. Gracias a esa política Coty consiguió ventas masivas de perfumes como Chypre (el primer perfume de la familia chypre), Eau de Coty o L’Aimant. Como muchos genios, François Coty, uno de los mejores narices de la historia de la Perfumería, fue vencido por sus propios excesos. Se dice que murió arruinado y solo.

Pierre-François-Pascal Guerlain

La Rue Rivoli de París fue el lugar escogido por Pierre-François-Pascal Guerlain para abrir la primera tienda Guerlain. Eso fue en 1828 y allí Guerlain, que sería considerado uno de los mejores perfumistas de la historia, creaba fragancias personalizadas para cada cliente. Su éxito le permitió trasladarse en 1840 a la rue de la Paix. Allí siguió creando perfumes personalizados. Sus herederos heredaron su amor por el oficio y uno de ellos, su nieto Jacques Guerlain, creó fragancias inmortales como Mitsouko, Shalimar o L´Heure Bleue.

André Fraysse

Nacido en 1902 y fallecido en 1984, André Fraysse, miembro de una familia de perfumistas, fue el nariz de cabecera de la marca Lanvin Perfumes. Eau de Lanvin, Pretexte, Rumeur o Arpège (creado a medias con Paul Vacher) son algunos de los perfumes creados por quien es considerado uno de los mejores perfumistas de la historia de la Perfumería.

Germaine Cellier

Si una mujer tuvo fuerza y calidad suficiente como para introducirse en un mundo que parecía reservado para los hombres ésa es Germaine Cellier. Sólo por eso merecería Germaine Cellier (1909-1976) figurar en este listado de los mejores perfumistas de la Historia, pero es que, además de ese mérito “feminista”, Cellier firmó obras de la categoría Vent Vert o Jolie Madame (para Balmain), Coeur Joie de Nina Ricci o Bandit de Robert Piguet.

En la actualidad, nombres como los del perfumista argentino Bernardo Conti, el del español Alberto Morillas (Acqua di Gio, de Giorgio Armani; CK One, de Calvin Klein; 212 Women, de Carolina Herrera, o Miracle, de Lancôme), el francés Olivier Cresp (Angel, de Thierry Mugler o Light Blue, de Dolce & Gabbana), el perfumista de Hermes, Jean Claude Ellena; el de Dior, François Demachy, o el de Guerlain, Thierry Baser, figuran como los narices más relevantes del mundo de la perfumería actual.