No es fácil permanecer durante más de veinte años en el top ten mundial de las fragancias femeninas sin contar apenas con inversión publicitaria. No es fácil, claro, a no ser que seas una de las fragancias más impactantes y personales de la historia. Les pasa a pocos, pero hay perfumes que nacen tocados con la varita de la exclusividad y que se bastan y se sobran por sí solos para permanecer en lo más alto de la apreciación no sólo del público, sino también del sector profesional. Y ese estatus es el que ha conseguido, por méritos propios, Ángel, de Thierry Mugler.

De Ángel, de Thierry Mugler, se ha dicho que es un perfume avasallador, poderoso, muy original, despampanante, estimulante, enigmático, fuerte, caluroso, fragante, licoroso, innovador, vanguardista, futurista… Parece que los calificativos se acaben para describir a este perfume que reúne notas aromáticas, entre otras, de zumo de frutas rojas, de zarzamoras, de vainillas, de miel, de naranja, de bergamota, de algodón de azúcar, de mazapán, de caramelo, de chocolate…

Si se tuviera que emplazar a Ángel, de Thierry Mugler en alguna familia olfativa lo haríamos en la de las fragancias orientales amaderadas. Como buena fragancia oriental, el pachuli desempeña en Ángel, de Thierry Mugler un papel fundamental. Según los analistas, esta nota aromática domina el 30% del espectro olfativo de este perfume que, por otro lado, supone una creación absolutamente rupturista con la tradición de las fragancias orientales. En éstas suelen utilizarse resinas, algo a lo que el creador de Ángel, de Thierry Mugler, Olivier Cresp, renuncia.

La originalidad de Ángel, de Thierry Mugler es tanta que, desde su aparición, en 1992, se está buscando un término que sirva para enmarcar a este perfume dentro de una nueva clasificación. Se ha hablado de que Ángel, de Thierry Mugler es un perfume fruitchouli (es decir, resultado de la suma de frutas y de pachuli), pero se ha impuesto poco a poco el término de gourmand para describir lo que podría concebirse como una subfamilia olfativa dentro de la familia oriental.

La historia de Ángel

Thierry Mugler, el diseñador nacido en Estrasburgo en 1948 y creador de un estilo de ropa caracterizado por los hombros anchos y rellenos, por las cinturas de avispa, por los colores sólidos y dominantes, por el uso del PVC, decidió, como tantos otros diseñadores, crear su propia marca de perfumes. Fue con esa finalidad con la que, en 1990, se alió con Clarins para desarrollar la primera fragancia de la marca. De la colaboración con Clarins nació la Maison de Parfums Thierry Mugler.

Lo que Thierry Mugler quería crear para inaugurar su división de perfumes era un perfume “cercano a la ternura y la infancia”. Con ese perfume, y según sus propias palabras, Mugler quería “establecer un contacto tan sensual que incluso despertase las ganas de comerse a la persona amada”. O, dicho de otra forma, transmitir sabores con una fragancia. Sin duda, un reto para cualquier perfumista. Olivier Cresp, que había recibido formación en aromas alimentarios en Estados Unidos, aceptó ese reto y creó Ángel, un perfume del que se dice que está a medio camino entre la perfumería y la confitería.

Para llegar a Ángel, de Thierry Mugler, Olivier Cresp realizó más de 600 pruebas. Finalmente, Cresp creó Ángel, una fragancia originalísima que, como tal, sólo podía ser presentada en un frasco original. Verreries Brosse fue la encargada de diseñar ese frasco que, tallado como un diamante, con forma de estrella y coloreado de azul celeste, identifica a Ángel, de Thierry Mugler.

Thierry Mugler escogió personalmente a la mujer que debía simbolizar a su nueva fragancia. La encontró en Jerry Hall. De ella dijo Mugler que era “impresionante como una estatua y deseable como una sex-symbol”. Años después, Hall fue “relevada en su cargo” por su propia hija, Georgia May Jagger, fruto de su relación con el mítico cantante Stone.

La casa Thierry Mugler recomienda seguir una serie de pasos para “vestir” Ángel. El primero de esos pasos consiste en hidratar la piel de manera sutil con la crema hidratante Ángel. El segundo, en vaporizar una nube de perfume unos 40 cm por delante de nosotros. El tercero, en dar un paso al frente para “penetrar en ese halo de perfume”. Finalmente, para vestir Ángel, de Thierry Mugler correctamente hay que depositar una gota del mismo en lo que se llaman “puntos de pulsación”, es decir, en todas aquellas partes en las que se sienten los latidos del corazón: en cuello, escote, muñecas y en la parte interna de los codos.

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