Ermenegildo Zegna es, sin duda, una de las más importantes marcas mundiales de moda masculina. Decir Ermenegildo Zegna es decir elegancia masculina. Las colecciones de la marca representan lo más chic de la sastrería masculina. La marca es conocida en todo el mundo por sus trajes clásicos, formales y de corte impecable. No en vano, los exclusivos trajes hechos a medida de la marca italiana son auténticas joyas de sastrería. Para elaborar esos trajes, Ermenegildo Zegna escoge entre más de 450 tipos de tejidos producidos por la misma empresa.

Es en la fábrica que la empresa tiene en Suiza donde se elaboran esos trajes a medida. Es a esa fábrica donde llega el cachemir, la seda y el resto de tejidos de primerísima calidad que la marca trae de todo el mundo. Allí, y con las medidas corporales del cliente, y tras un proceso que consta de 180 pasos (cerca de 500 en trajes de alta costura), finaliza la elaboración de una de estas joyas de la sastrería que es un traje de Ermenegildo Zegna. La entretela, por ejemplo, que sirve para dar sustento a la chaqueta, se elabora con pelos de camello, cabra o caballo. Las mangas y los botones se unen a mano.

Todo eso sirve para crear un traje de hechura inigualable, de altísima calidad y contrastada elegancia.

Junto a los trajes a medida, el resto de productos que, a lo largo de las últimas décadas ha ido lanzando al mercado Ermenegildo Zegna (zapatos, cinturones, gafas, perfumes…) ha servido para colocar a la marca en un lugar privilegiado del mercado mundial. Hoy en día, Ermenegildo Zegna tiene más de quinientas tiendas propias repartidas por todo el mundo (unas 90 de ellas en China) y unidades de producción en España, Suiza, México y Turquía.

Para llegar a ese nivel de excelencia y desarrollo (Ermenegildo Zegna ha llegado a crear “tejidos inteligentes” de polímeros termosensibles que permiten que el tejido se adapte a la temperatura exterior), la marca italiana ha tenido que realizar un largo recorrido desde sus orígenes.

De la tela al traje

Podríamos situar éstos en la segunda final del siglo XIX, cuando Angelo Zegna, relojero de profesión, fundó un pequeño taller destinado a tejer lana. Fue el menor de sus diez hijos, Ermenegildo, quien se hizo cargo de Lanificio Zegna (así se llamaba la empresa de su padre) en 1910 y se fijó un objetivo: elaborar mejores tejidos que los que se elaboraban en Gran Bretaña en aquellos tiempos. Para conseguirlo, Ermenegildo Zegna actuó en dos direcciones. Por un lado compró la maquinaria más avanzada que pudiera encontrarse en Inglaterra. Por otro, buscó las mejores materias primas naturales en Australia, África del Sur, Nueva Zelanda y Tasmania. El cachemir, por su parte, lo trajo de Mongolia. Las mejores materias primas y la maquinaria más avanzada debían servirle para elaborar los mejores tejidos en Trivero, localidad de la región alpina de Biella.

Ermenegildo Zegna cumplió su objetivo. Su meticuloso proceso de producción y los productos innovadores y de alta calidad utilizados, combinado todo ello con una buena campaña publicitaria, permitió que la marca italiana, gran ejemplo de integración vertical, fuera adquiriendo un creciente prestigio internacional. En 1932 Ermenegildo Zegna construyó lo que se conoce como Centro Zegna. Este lugar, equipado con biblioteca, cine, teatro, piscina pública y hasta hospital, fue la primera muestra de la importancia que Ermenegildo Zegna daba al entorno natural. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, los productos de Ermenegildo Zegna ya eran exportados a 40 países, incluso a los Estados Unidos.

El paso de la producción de tejidos a la elaboración de trajes a medida y prêt-à-porter se produjo en 1960, cuando los hijos de Ermenegildo Zegna, Angelo y Aldo, asumieron la dirección de la empresa. A partir de ahí fueron surgiendo nuevas creaciones y nuevas líneas de productos. Accesorios (cinturones, zapatos, mocasines, carteras…), géneros de punto, líneas deportivas…

Hasta 1968, todos los trajes de Eremenegildo Zegna estaban hechos a medida. Fue a partir de esa fecha cuando la marca italiana empezó a producir trajes para la venta comercial. Empezó a abrir fábricas en diversos lugares del mundo y a multiplicar su presencia mundial con tiendas propias en diversas capitales europeas, americanas y asiáticas.

Cercano el nuevo milenio, Ermenegildo Zegna empezó a lanzar al mercado nuevos productos. Gafas, camisas, ropa interior, accesorios de cuero y, por supuesto, perfumes, fueron ampliando la gama de opciones de compra de cualquier persona que se acerque a una tienda Ermenegildo Zegna.

Perfumes de Ermenegildo Zegna

El primer perfume de Ermenegildo Zegna que salió al mercado fue Essenza di Zegna, en 2003. Alberto Morillas y Jacques Cavalier, perfumistas que colaboraron en la formulación del perfume, crearon esta fragancia de la familia olfativa amaderada con notas aromáticas de bergamota, lima ácida, mirto, cardamomo, ámbar y almizcle.

Dos años después vio la luz Z Zegna. En esta ocasión, fueron tres los perfumistas que firmaron una fragancia en la que se unían el romero, la bergamota, la nuez moscada, la pimienta blanca, el iris, el pachulí, el almizcle, el musgo de roble y la madera de cachemira para dar lugar a un perfume amaderado y especiado que tuvo y tiene un gran éxito. Los tres perfumistas que compusieron Z Zegna fueron Antoine Lie, Pierre Negrin y Olivier Guillotin.

En 2007, por su parte, fue Zegna Intenso el perfume que Ermenegildo Zegna colocó en los mostradores de todas las perfumerías del mundo.

Tras él vinieron Zegna Colonia (2009), Zegna Forte (2010), Uomo (2013) y Acqua di Bergamotto (2015).

Todos estos pefumes componen un catálogo que hace las delicias de muchos amantes del perfume de todo el mundo.