Es un tópico: hay artistas que se hacen y artistas que nacen siéndolo. Los primeros pasan irremediablemente por la Academia. Es decir: vienen de la escuela, donde han recibido una formación técnica que les ha permitido, siempre, expresar sus ideas y que, en ocasiones, les ha ayudado a descubrirlas. Los segundos, que no pasaron jamás por escuela alguna y que avanzaron en su arte a golpe de genio, pertenecen al grupo de lo que podríamos llamar los autodidactas. Jean Paul Gaultier, a quien durante mucho tiempo se le llamó el “enfant terrible” de la moda francesa por su carácter iconoclasta y provocador, pertenece, sin duda, a este segundo grupo.
Nacido y criado en el barrio de Arcueil, en las afueras de París, Jean Paul Gaultier (nacido Gautier en 1952, la L de su apellido es una aportación creativa suya) no estudió en escuela de moda ni de diseño alguna. Para aprender sobre la que era su gran pasión, el genial diseñador nacido en los suburbios de la capital francesa se “empapó” de todo lo que sus ojos siempre curiosos y despiertos podían encontrar en los mercadillos y en las revistas y siguió el ejemplo de su abuela, que, esteticista y peluquera, cambiaba la imagen de sus clientas a base de imaginación. Gaultier, siguiendo ese ejemplo, realizaba sus propios bocetos y los enviaba a los más famosos diseñadores. Uno de ellos, Pierre Cardin, quedó impresionado con su talento y le ofreció trabajar con él como asistente.
Cuando Jean Paul Gaultier entró a trabajar para Pierre Cardin tenía solo 18 años. Cuatro años después, Gaultier decidió independizarse y presentar su propia colección femenina. La primera colección de Jean Paul Gaultier era una muestra de la que parecían ser ya las intenciones del joven diseñador. Gaultier defendía desde la pasarela el mestizaje, la mezcla de estilos, la combinación. Lo formal con lo informal, el tul con el cuero… la febril imaginación de Jean Paul Gaultier estaba a punto de dar a luz una manera de vestir. Su lanzamiento mundial fue posible, en gran medida, a la ayuda de Francis Menuge. De él, Gaultier ha dicho que es lo mejor que le ha pasado en la vida.
De las creaciones de este artista francés se ha dicho que están entre lo kitsch y lo marginal, que mezclan infinitas referencias y que suponen un cuestionamiento continuo de los roles imperantes en el mundo de la moda. En este sentido hay que destacar cómo, en 1984, lanzó su primera colección de moda masculina. En ella, el diseñador francés apostó en alguna creación por la falda masculina. De Gaultier, siempre provocador, se ha dicho también que fue el primer diseñador en intentar plasmar sobre la pasarela la diversidad étnica existente en todas las grandes ciudades del mundo. Entre las aportaciones emblemáticas de Jean Paul Gaultier al mundo de la moda hay que destacar la chaqueta entallada, el vestido-corsé, la pulsera de lata o el jersey marinero.
Gaultier, que durante varias temporadas aceptó el reto de ponerse al frente de la dirección creativa de Hermès y que llegó a presentar un programa de éxito en la televisión francesa, ha sido el creador del vestuario de más de una decena de películas (entre ellas Kika, de Pedro Almodóvar) y de varios espectáculos. Madonna lo ha elido en varias ocasiones como diseñador del vestuario de sus giras. Entre los modelos de Jean Paul Gaultier que ha lucido la cantante italoamericana cabe destacar el corsé de color rosa con copas en forma de cono que toda persona que haya vivido los 80 y los 90 debe tener, seguramente, en su memoria. Gaultier también ha diseñado vestuarios para Marilyn Manson, Lady Gaga y para la cantante francesa Mylène Farmer.
La entrada de Jean Paul Gaultier en el mundo de la perfumería se produjo en 1993. Fue entonces cuando el diseñador francés lanzó al mercado Classique, su primer perfume para mujeres. Dos años después, Gaultier lanzó su primera fragancia masculina, Le Mâle, una fragancia que, al igual que Classique, gozaría y goza aún hoy de un gran éxito comercial.
En 2000 Gaultier sacó al mercado la que sería la tercera fragancia de la marca, Fragile, dirigida también al consumidor femenino. Tras éstas, hay que destacar el lanzamiento de perfumes como Fleur du Male, Scandal, Kokoriko, Ma Dame o Le Beau Male, entre otras.
Las fragancias de Jean Paul Gaultier son comercializadas por la compañía española Puig.
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