Especiado, dulce y con cierto toque “apimentado”. Así se dice que es el aroma del haba tonka, una materia prima que podemos encontrar en perfumes de la categoría y el prestigio de Farenheit de Dior, Shalimar de Guerlain, Angel de Thierry Mugler o Coco de Chanel.

Llamada también tagua, charapilla del murciélago, sarrapia, cumarú o amburana, el haba tonka es la semilla de un árbol tropical, el Dipteryx odorata, que crece en algunos países de Sudamérica como Venezuela, Brasil y la Guayana, y que acostumbra a dar alrededor de 30 kg de fruto en cada cosecha. La cosecha del haba tonka se realiza cada dos años y para poder disponer de 6 kg de semilla de ella (es la semilla del haba tonka lo que se utiliza en perfumería) es necesario recoger unos 300 kg de frutos, que es la cantidad que, aproximadamente, recoge un recolector experimentado al día.

El haba tonka se recoge en mayo. Para preparar su semilla (que tiene aspecto de pasa alargada) para el uso en perfumería, se la deja secar al sol y después se la infusiona en alcohol de 65º durante todo un día. Tras ser sacada de la infusión, se deja que la semilla de haba tonka se vuelva a secar al sol. Cuando se hace eso, en la superficie de la semilla aparecen una especie de cristalitos blancos que reciben el nombre de cumarina y que es muy valorada en perfumería, pues proporciona un marcado olor a hierba fresca a aquellas formulaciones en las que interviene.

El haba tonka, además de en perfumería, es utilizada también como recurso medicinal. Sus propiedades antiespasmódicas la convierten en un ingrediente muy útil a la hora de elaborar preparados contra el dolor abdominal. Usada para perfumar armarios e, incluso, tabaco, el haba tonka es utilizada también en la cocina, como una especia que se puede utilizar tanto en platos dulces como en salados. Eso sí: debe utilizarse siempre en pequeñas cantidades. Con el haba tonka podemos dar un toque especial al chocolate, al mazapán, al coco, al albaricoque, al melocotón… En cierto modo, el haba tonka, culinariamente, podría compararse a la vainilla, lo que la convierte, también, en una especie muy valorada en el universo de la coctelería.

Este toque avainillado y entreverado de miel y caramelo es, también, el que hace que el haba tonka sea muy apreciada en el universo perfumista a la hora de elaborar ciertos perfumes. A la hora de crear nuevas fragancias, los perfumistas buscan en el haba tonka unas leves notas olfativas que pueden recordar al pistacho, la avellana, la almendra o el heno, sin excluir algunos matices de clavo, canela, y también de tabaco, que es, posiblemente, la nota que más predomina en el absoluto de haba tonka. En éste, cuatro son las notas olfativas que predominan: la ya citada de tabaco, la de ciruela pasa, la de caramelo y, finalmente, la muy rica y marcada de hierbas.

Ese tono herbáceo fue, precisamente, el que hizo que Salvador Echeandía Gal, fundador de la Casa Gal, eligiera la cumarina para elaborar el famosísimo jabón Heno de Pravia. En él, Gal quería reproducir el olor a hierba recién cortada que tanto le había seducido en el viaje que había realizado a Asturias en 1903. Para reproducir ese olor dulzón de heno fresco recurrió a la cumarina, un compuesto químico que fue identificada en el haba tonka, aislada en 1820 por A. Vogel y que entró a formar parte del universo perfumista cuando Paul Parquet la utilizó en una concentración del 10% en la que también participaban la lavanda, el geranio y el musgo de roble. Corría por aquel entonces el año 1882 y Parquet, al realizar dicha mezcla, creó para la casa Houbigant el perfume Fougére Royale, que tuvo el honor de ser el primer perfume de una nueva familia perfumística, la fougére o helecho, familia olfativa de la que no tardaría en formar parte una de las fragancias míticas de la historia de la perfumería, el Jicky de Guerlain.

La cumarina tiene entre sus propiedades el actuar como anticoagulante, por lo que, en grandes dosis, se considera un producto peligroso. Es por ese motivo por el que en países como, por ejemplo, Estados Unidos, está prohibida la comercialización del haba tonka y el uso de la misma como aditivo desde 1954. Eso no impide que en algunos de los mejores restaurantes de los Estados Unidos el haba tonka se siga utilizando como especia.

Entre los perfumes más conocidos en los que podemos encontrar notas de haba tonka (aparte de los que hemos citado al inicio de este artículo) podemos destacar:

  • Habit Rouge, Chamade o Tonka Imperiale de Guerlain.
  • Pour un Homme de Caron.
  • Coco Mademoiselle de Chanel.
  • Birt de Burberry.
  • Dior Adicct y Dior Homme Intense de Dior.
  • Tobacco Vanille Private Blend de Tom Ford.