El verano impone sus propios rituales. Uno de ellos es, para muchas personas, el disfrutar del tiempo de ocio tomando el sol. Broncearse parece un imperativo estético y eso no siempre juega a favor de la salud de nuestra piel, sobre todo en un país como el nuestro en el que, según algunos informes sobre hábitos de fotoprotección, sólo el 14% de los españoles mantiene unos correctos hábitos de protección solar.

Son muchas las personas que no saben que la protección solar debe aplicarse entre 15 y 20 minutos antes de exponerse al sol, que es recomendable utilizar una para el cuerpo y otra para el rostro o que debe renovarse su aplicación cada cierto tiempo. Son muchas las personas, también, que no saben exactamente las características que debe reunir un protector solar para que cumpla a la perfección con la tarea que le está encomendada y que no es otra que velar por la seguridad sanitaria de nuestra piel.

Para elegir un protector solar hay que tener en cuenta una serie de factores que determinarán si ese protector solar es adecuado para las características de nuestra piel o no. Los dermatólogos recomiendan que se acuda a sus consultas para que ellos, en base a sus conocimientos, puedan realizar una recomendación médica sobre el tipo de protector solar a utilizar.

Más allá de las recomendaciones particulares que puedan hacerse a cada cual según sea su tipo de piel hay una serie de recomendaciones generales que hay que tener en cuenta a la hora de elegir un protector solar. Esas recomendaciones son las siguientes:

  • Elegir un protector solar de amplio espectro. Cuando hablamos de un fotoprotector de amplio espectro estamos hablando de un protector solar que tiene la capacidad de actuar de barrera frente a los rayos UVA, los UVB y los infrarrojos. Todos ellos, de una forma u otra, hacen que la piel envejezca y todos ellos tienen la capacidad de poder acabar produciendo un cáncer de piel. Los rayos UVA y los UVB suponen el 10% del espectro solar. El 90% restante está formado por los rayos infrarrojos y la luz visible. Éstos son los responsables de generar la mitad de los radicales libres que, penetrando en el interior de la piel, actúan contra las fibras de elastina y colágeno, provocando, a la larga, que la piel pierda firmeza y elasticidad y se cubra de manchas. En los casos extremos de exposición no protegida al sol, la combinación de rayos infrarrojos y luz visible puede acabar causando lesiones en el ADN celular. Por eso es importante, a la hora de escoger un protector solar, elegir uno de amplio espectro.
  • Escoger un protector solar con un SPF (o FPS) alto. El SPF es el “factor de protección solar”. Los dermatólogos recomiendan usar un protector solar con un factor de protección solar mínimo de 50. A la hora de escoger un protector solar hay que tener cuenta que los aumentos del factor de protección no son proporcionales al aumento de la protección solar efectiva. Es decir: un factor 50 no protege el doble que un factor 25. Un factor 15, por ejemplo, protege un 93% mientras que el SPF 30 protege un 97%. El 50, por su parte, protege un 98%. Al escoger un protector solar hay que asumir que no existe fotoprotector alguno que proteja la piel al 100% de los efectos perniciosos del sol sobre la piel.
  • Elegir un protector solar que posea antioxidantes. Cuando hablamos de antioxidantes estamos hablando de ingredientes como las vitaminas C y E, el resveratrol, el pycnogenol, las xantinas, el ácido ferúlico y los polifenoles del té y el café verde. Todos estos ingredientes son muy efectivos a la hora de luchar contra los radicales libres y de paliar el hecho de que los filtros solares contra los infrarrojos y la luz visible no estén tan desarrollados como están los que se encargan de servir de barrera contra los rayos UVA y UVB. Si no se encuentra un protector solar con antioxidantes se puede optar por aplicar éstos con un sérum o una crema para, a continuación, aplicar el fotoprotector. Para que hagan efecto hay que dejar que la piel absorba bien ambos productos.
  • Buscar un protector solar fotoestable. Las fórmulas de los protectores solares duran activas alrededor de hora y media. Por eso hay que reaplicar los fotoprotectores tras los baños o cada hora y media. La manera de asegurarse de que el protector solar es efectivo durante esa hora y media es comprobar que lleve el certificado CE.
  • Seleccionar un protector solar de fácil aplicación. Cuanto más fácilmente se aplique, menos pereza nos dará el hacerlo. Los fabricantes se están esforzando al máximo para crear formatos de aerosol, espray, espuma, loción, multiposición… Estas nuevas texturas ultraligeras de los protectores solares permiten una absorción inmediata de los mismos y un acabado invisible, algo muy apreciado por los usuarios. En el rostro, sin embargo, se recomienda utilizar crema protectora. Éstas hidratan más y ayudan a compensar la sensación de sequedad cutánea que produce la exposición al sol.

Los protectores solares deben luchar, una vez han sido aplicados, contra los efectos perniciosos del sudor o la arena. La segunda se engancha y pega a la piel, resultando muy molesta. El primero, hace que el fotoprotector vaya diluyéndose y, por tanto, perdiendo sus virtudes. Las diferentes marcas buscan la manera de luchar contra estos productos introduciendo en sus productos ingredientes que sean capaces de minimizar sus efectos. Hay marcas que han conseguido introducir en la formulación de sus protectores solares activos repelentes que evitan que la arena se adhiera a la piel y marcas que se han servido de la introducción de iones negativos en sus fotoprotectores para, de ese modo, atraer los iones positivos del sudor y así crear un efecto repelente al agua.

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