Hay un lugar que todo buen amante del perfume debe visitar al menos una vez en la vida: Grasse, una ciudad francesa ubicada junto a la Costa Azul, en la parte más meridional de los Alpes, a 14 km al noroeste de Cannes y a 30 km del aeropuerto de Niza. Grasse es, por decirlo de algún modo, un punto geográfico de referencia de la perfumería mundial. Allí tienen su sede más de 40 perfumistas, allí crecen algunas de las flores más delicadamente aromáticas que pueden encontrarse en el mundo, allí se dan las condiciones climatológicas idóneas tanto de calor como de humedad para que pueda criarse y dar lo mejor de sí la rosa, el jazmín, el clavel, el nardo, la violeta, la lavanda o la flor de azahar.

En Grasse todo gira en torno a la perfumería. Si en siglos anteriores había sido una ciudad importante como fabricante de cueros y pieles curtidas, ya en el siglo XVII comenzó a desarrollarse en ella una incipiente industria perfumera que fue evolucionando durante todo el siglo XVIII hasta hacer que, ya en el siglo XIX, Grasse fuera el punto de apoyo sobre el que se izaría la industria perfumera francesa. La fama perfumista de París sería imposible si no existiera Grasse. Después de todo, Grasse proporciona a París la materia prima para realizar los míticos perfumes que han colocado la perfumería francesa en primera línea de la perfumería mundial.

Empresas como Fragonard, Molinard, Galimard o Bouchara, entre otras, se encargan de esa tarea y ofrecen al visitante y amante de los perfumes la posibilidad de convertirse en perfumista ocasional. Visitar sus instalaciones, conocer el proceso de elaboración de los perfumes y poder elaborar el propio perfume es uno de los grandes reclamos turísticos que ofrece esta villa medieval a todos aquellos que quieran visitarla.

Museo Internacional del Perfume

Otro de los grandes atractivos que Grasse puede ofrecer a los amantes del perfume es su Museo Internacional de la Perfumería, un museo único en el mundo. Creado en 1989 y renovado en 2008, este museo intenta abordar la historia del perfume desde los más diversos enfoques: las materias primas, los procesos de elaboración, las innovaciones técnicas, el marketing, el diseño tanto de los frascos como de las etiquetas, etc.

El Museo Internacional de la Perfumería de Grasse tiene tres plantas. La primera de ellas muestra una impresionante colección de frascos de perfume. En dicha planta pueden observarse cómo ha evolucionado el diseño de este tipo de frascos. La segunda planta del Museo está centrada en el diseño del etiquetaje. La tercera, situada en la terraza, es un invernadero en el que el visitante puede recrearse captando los matices de las diferentes esencias.

Otra buena manera de extasiarse con los aromas que se asocian a Grasse es visitar sus jardines o los campos que la rodean. El jardín del Museo Internacional del Perfume es, en este aspecto, modélico. Un delicioso paseo perfumado entre las rosas, las violetas, los jazmines, los nardos o la flor de azahar de este jardín de más de dos hectáreas es una buena manera de gozar y de hacer disfrutar al sentido del olfato. Al fin y al cabo eso, el placer sentido, fue lo que, hace ya muchos siglos, hizo que el ser humano buscara la manera de intentar capturar el aroma floral para hacerlo perdurar en el tiempo.

En cuanto a disfrutar del aroma de las flores, hay dos festividades que, en Grasse, están destinadas precisamente a eso. La primera de ellas tiene lugar en mayo. Es la Expo Rose. Este evento, de fama internacional, permite que se expongan, expuestas en bellas bandejas de cerámica, más de 50.000 rosas de todo tipo y color.

El segundo evento que, en Grasse, está dedicado especialmente a las flores es la Fiesta del Jazmín o Jasminade. Ésta tiene lugar a principios de agosto y su característica principal radica en la forma según la cual la ciudad se perfuma de jazmín. El jazmín, durante la Jasminade, se apodera de todo. La gente es rociada con agua de jazmín, los adornos florales centrados en el jazmín inundan las calles, que son recorridas, una y otra vez, por grupos de música provenzal y de animación.

Después de todo, el centro histórico de Grasse es el que corresponde a una bella villa medieval. En él hay palacetes, callejuelas estrechas y laberínticas, arcadas, soportales… Sin duda, un lugar espléndido para visitar, inexcusable si eres un amante del perfume y de su historia.