Los verdaderos amantes de los perfumes y la cosmética saben que hay un antes y un después en la historia de la perfumería. La frontera que separa ese antes y ese después está determinada por la progresiva concienciación ecológica de la sociedad. Al adquirir la sociedad una mayor conciencia ecológica, el mundo de la cosmética y la perfumería se vio obligado a preguntarse si los procesos de fabricación utilizados hasta ese momento eran todo lo ecológicos que debían ser.

En la elaboración de perfumes, por ejemplo, se habían utilizado tradicionalmente sustancias como el ámbar gris o el almizcle. Para obtener todos estos productos había que matar a un elevado número de ballenas o de ciervos. Las nuevas reglamentaciones impidieron que algunas de esas sustancias de origen animal siguieran siendo usadas y sirvieron para impulsar su sustitución por otras sustancias que, de origen químico y elaboración en laboratorio, tuvieran, aromáticamente, unos efectos similares a aquéllas.

Los amantes del perfume vintage añoran sin duda aquellos tiempos en los que los perfumes eran elaborados sin que se tuvieran en cuenta los prejuicios morales de personas veganas o de defensores del cruelty free. Unos y otro, cada uno a su manera, han determinado, en mayor o menor medida, las rutinas industriales que actualmente imperan en la industria perfumista. Sin duda, la influencia de los apóstoles del cruelty free ha sido mucho mayor que la de los seguidores de esa forma de vida que, en el fondo, es el veganismo.

Productos no aptos en cosméticos veganos

Antes de conocer aquellos productos que incapacitan a un perfume o un producto cosmético para ser apto para veganos hay que distinguir claramente lo que es un vegano de lo que, simplemente, es un apóstol del cruelty free. Mostrando ambos una clara preocupación por el medio ambiente, al defensor de los productos cruelty free no le preocupa que el producto a comprar haya sido elaborado con ingredientes de origen animal. Sí le preocupa que para obtener esos ingredientes o testarlos se haya utilizado algún tipo de técnica que, de un modo u otro, haya causado sufrimiento al animal seleccionado para la obtención de ese ingrediente o para su testeo. El vegano, por su parte, rechaza absolutamente cualquier ingrediente de origen animal haya sido obtenido éste o no mediante cualquier método que, en un momento dado, haya podido causar dolor a ese animal.

Veamos ahora qué productos no deben figurar en un perfume o cosmético vegano.

  • El almizcle o musk es, como ya hemos visto al hablar de los productos de origen animal que, tradicionalmente, se habían utilizado en el mundo de la perfumería, uno de ellos. Obtenida de una glándula cercana al ano del ciervo almizclero, el almizcle natural es escaso y caro. El ciervo almizclero es, además, un animal en peligro de extinción. Por eso esta sustancia (que también se ha obtenido de animales como la rata, el pato o el buey almizclero) es actualmente sustituida por imitaciones sintéticas obtenidas en laboratorio. Estas sustancias reciben el nombre de almizcle blanco o, en inglés, White Musk.
  • La lanolina, secreción aceitosa de las glándulas sebáceas de las ovejas, es otro de los ingredientes que no deben figurar en un cosmético para veganos. La lanolina suele utilizarse como emoliente en cosméticos tales como cremas de afeitar, cremas corporales, cremas faciales, productos capilares, labiales, etc.
  • La elastina es, también, un ingrediente natural que proviene de las proteínas de los tejidos de muchos seres vivos. En el mundo de la cosmética, la elastina suele extraerse de las vacas. Presente en las cremas faciales y corporales, la elastina es un producto que no debería figurar en ningún cosmético para veganos.
  • El ácido hialurónico, uno de los ingredientes más de moda y, por tanto, más presentes en las formulaciones de los diferentes cosméticos, tampoco debería figurar en un cosmético para veganos. ¿Por qué? Porque, en el fondo, este ingrediente, utilizado en múltiples serums y cremas hidratantes, se obtiene a partir de ciertos tejidos animales.
  • También a partir de ciertos tejidos animales se obtiene la gelatina (presente en hidratantes, esmaltes, espumas de afeitar, lociones y cremas) y la glucosamina (obtenida a partir de la médula ósea del pollo y utilizada en cremas faciales antienvejecimiento), lo que las invalida como ingredientes aptos para cosméticos para veganos.
  • Las escamas de pescado (utilizadas en labiales, sombras y esmaltes de uñas), la cochinilla (obtenida de pequeños escarabajos machacados usada en labiales, coloretes y champús) y la placenta de cerdo u oveja (usadas en champús y cremas por sus propiedades nutritivas) serían algunos de los ingredientes que en caso alguno podrían figurar en un cosmético apto para veganos.

Y es que, como puedes imaginar, lo de ser vegano no es una simple pose. El auténtico vegano lo es hasta las últimas consecuencias. Por rechazar, hasta rechaza las brochas y pinceles de maquillaje que estén elaboradas con pelo natural. Si tiene que usar una brocha de maquillaje, el vegano sólo utilizará aquélla que se haya elaborado con componentes sintéticos.