Nadie que esté al tanto de las últimas modas llegadas al universo del maquillaje desconoce qué es el contouring. Famosas como Kim Kardashian han impulsado la fama de esta técnica de maquillaje. ¿Quiere eso decir que la técnica es nueva? Ni mucho menos. El fundamento y la finalidad estética del contouring no es otra que la de resaltar o corregir, con luces y sombras, la estructura ósea del rostro; algo que ya se utilizara en el terreno de la pintura y el grabado en la Italia y los Países Bajos del Cinquecento.

El claroscuro, que así se llamaba y se llama esa técnica pictórica que, según se dice, empezó a ser utilizada por el grabador italiano Ugo da Carpi, servía para resaltar una determinada figura sobre un fondo oscuro. En el maquillaje, el contouring tiene una finalidad semejante: resaltar unas partes proporcionándole luz y oscurecer otras. Al hacer esto, el contouring parece, en cierto modo, esculpir el rostro de la persona maquillada. Resaltar unos pómulos poco marcados, levantar una mirada caída, estilizar unas facciones, enderezar visualmente una nariz torcida o afilar una cara demasiado redonda podrían ser algunas de las funciones a cumplir por el contouring.

¿Cómo realizar un contouring?

Vamos darte a continuación una serie de consejos que deberás tener presente para realizar un maquillaje contouring.

El primero de ellos será el de utilizar una base de maquillaje (ésta no debería faltar nunca en ningún tipo de maquillaje).
También puedes utilizar una prebase o un hidratante con color. La mayor o menor cobertura que desees para tu maquillaje será lo que determine el producto que apliques a tu rostro para iniciar tu contouring. Lo importante, en todo caso, es que el rostro presente, gracias a la base, un tono homogéneo que evite cambios de tono.

Tras aplicarte la base de maquillaje debes decidir el tipo de producto con el que vas a realizar el contouring. ¿Polvo? ¿Crema? ¿Algo líquido? Que el producto elegido no posea brillos ni matices rojos es fundamental a la hora de evitar resultados imprevistos.

Una vez elegido el tipo de producto cosmético con el que realizar el contouring, aplica el tono oscuro en las siguientes partes de tu rostro:

  • Desde debajo de los pómulos hacia la zona de la oreja.
  • En el contorno de la mandíbula.
  • En la frente, en la línea del inicio del cabello.
  • En la sien.

Sobre el tipo de brocha a usar hay discrepancia entre los diferentes estilistas. Los hay que defienden el uso de la brocha gruesa biselada y los hay que prefieren trabajar con una brocha plana, estrecha y alargada. Los que defienden esta opción hablan de la versatilidad de este tipo de brocha. De canto puede servir para crear líneas precisas; girándola hacia su parte plana, para difuminar las líneas que separan la zona oscura de la zona clara.

¿Cómo se consigue iluminar la zona clara del rostro? El iluminador o highlighter será quien cumpla la función de dar luminosidad a determinadas zonas del rostro. ¿Qué zonas son éstas? Fundamentalmente el tabique nasal (hasta la frente), los pómulos, el párpado fijo, la barbilla, la parte superior del labio y las zonas que han quedado sin pintura oscura entre la mandíbula y el pómulo.

Hay personas que, llegadas a este punto y antes de proceder al difuminado de las fronteras entre las zonas claras y oscuras, desean dar un toque de blush, rubor o colorete a sus mejillas. No excederse en el uso del blush es fundamental para no arruinar el efecto del contouring.

Aplicado el blush toca encarar el momento fundamental del contouring: el de conseguir que las transiciones entre las zonas claras y oscuras del rostro se produzcan de forma natural. Para ello hay que difuminar y fundir correctamente las zonas oscuras y claras. ¿Cómo? Fundiendo bien con la piel la zona en la que se ha aplicado el iluminador y difuminar el oscuro haciendo círculos con la brocha que empleemos para ello.

Para controlar todo el proceso del contouring y contemplar a la perfección el efecto que el maquillaje deja sobre nuestro rostro hay que trabajar con una luz frontal. Sólo este tipo de luz va a dejar nuestro rostro libre de todo tipo de sombras que no haya sido creada por nosotros con nuestro equipo de maquillaje.

Hay maquilladores que recomiendan a las personas que se inician en el contouring el iniciar el maquillaje aplicando el iluminador para, a continuación, aplicar el polvo oscuro. Ésta, afirman, es la mejor manera de evitar contrastes bruscos entre la zona del rostro maquillada con polvos oscuros y la maquillada con productos claros. Esos contrastes bruscos convertirían un busto clásico (objetivo que perseguimos al maquillarnos) en un busto de resonancias claramente cubistas y extremadamente artificial. Buscar la naturalidad debe ser, siempre, el primer objetivo a la hora de maquillarnos.

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