Entre los componentes más exclusivos de la perfumería tradicional hay uno que debemos a los cachalotes: el ámbar gris. El ámbar gris fue, durante mucho tiempo, uno de los ingredientes más preciados en el mundo de la perfumería. Fruto de la secreción intestinal del cachalote, parece ser que el ámbar gris es debido a una reacción que se produce en el intestino de dicho animal cuando ingiere sepias y calamares de gran tamaño. El excremento defecado por el cachalote, que en su origen es una sustancia negra y viscosa, queda flotando en el agua. Es ahí donde, por efecto del aire, el sol, la temperatura y el propia agua del mar, los excrementos del cachalote sufren un proceso de oxidación que los va tornando más blanquecinos y duros.

El ámbar gris suele encontrarse en las costas de África oriental o en las de América central. Dependiendo del grado de maduración, así será su color. A mayor grado de maduración, el ámbar será más claro y más valorado será.

¿A qué huele el ámbar gris “maduro”, es decir, aquél que ha pasado mucho tiempo flotando en el mar? Los perfumistas aseguran que el aroma del ámbar gris es un aroma que oscila entre lo semidulce y lo seco y en el que pueden encontrarse notas aromáticas marinas, de tabaco o de cuero, de vainilla, de algo terroso, de papel viejo, de materiales húmedos y mohosos… El gran valor del ámbar gris como nota aromática, sin embargo, no radica en su aroma en sí, sugerente y evasivo, sino en su capacidad para transformar la mezcla de aromas que componen una determinada fragancia y difuminarla.

Además de por su escasez, el ámbar gris resulta también un producto costoso por estar sometida su recolección o captura, como sustancia de origen animal que es, a duras y restrictivas legislaciones. Y es que los recolectores de ámbar gris en muchas ocasiones no se limitan a buscar el que se halla flotando en el mar. Los recolectores menos respetuosos con la ley y con la naturaleza llegan a practicar la caza furtiva del cachalote para extraer de los intestinos del animal la sustancia que, tratada posteriormente, se convertirá en el ámbar gris.

Las razones anteriormente expuestas hacen que sea extremadamente raro encontrar un perfume moderno que posea en su formulación auténtica tintura de ámbar gris. Lo más habitual es encontrar en las fórmulas de los perfumes modernos sustitutos de alta calidad que, si bien no reproducen con exactitud el aroma del ámbar gris, sí se acercan a algunas de sus facetas aromáticas. Entre esos sustitutos de alta calidad hay que destacar el ládano o labdanum, una sustancia obtenida a partir de la destilación de plantas del género Cistus. A este género pertenecen, entre otras, las diversas especies de jara, la jara blanca o estepa, la jara pringosa, la cervuna o macho o la jara del Líbano. El labdanum, obtenido de algunas de estas plantas, sirve para crear acordes aromáticos que recuerdan a la ambreína, principal componente del ámbar gris. Otra de las sustancias que suelen utilizarse en perfumería para sustituir y acercarse a las características aromáticas del ámbar gris es el ambrox, una molécula de la que deriva el ambroxan o ambróxido, sustancia con un aroma que recuerda al cuero y al papel viejo.

Entre los perfumes que incorporan el ambroxan o que poseen notas aromáticas de ámbar gris o similares a ella en su formulación podemos destacar los siguientes:

  • Light Blue pour Homme, de Dolce & Gabbana
  • L’Eau d’Issey Pure Eau de Toilette, de Issey Miyake
  • Olympea Eau de Toilette, de Paco Rabanne
  • Cheap & Chic Eau de Toilette, de Moschino
  • Acqua di Gio Essenza Eau de Toilette, de Giorgio Armani
  • Herrera For Men Eau de Toilette, de Carolina Herrera
  • Eros, de Versace
  • Si, de Giorgio Armani
  • Sauvage, de Christian Dior
  • Luna Rossa Carbon, de Prada