El mundo de la perfumería no es ajeno a los vaivenes de la moda. De golpe y porrazo, un determinado ingrediente aromático se pone de moda y es imprescindible para cada marca de perfumes el crear una fragancia que incorpore ese componente en su formulación. El nardo es uno de esos ingredientes. Más difícil de trabajar que otros componentes, no todos los perfumistas se atreven a trabajar con esta maravillosa flor.

Originario del centro y del sur de México, el nardo fue traído a Europa por Simón de Tovar, un médico portugués, nacido en Faro, que se convertiría en el fundador de uno de los primeros jardines botánicos españoles. Este jardín, ubicado en Sevilla, servía como zona de aclimatación para las especies que, traídas de América, tenían como destino final el Jardín de Felipe II.

Si hay una fecha que podamos señalar como la de la llegada del nardo a España y, con ello, a Europa, esa sería la de 1570. De esa fecha datan algunos registros en los que queda reseñado cómo en esa fecha Simón de Tovar importó tubérculos de nardos de América. Años después, el monopolio del cultivo de esta flor pertenecía a Holanda, aunque no tardó demasiado en iniciarse el cultivo en Italia, España y, por supuesto, Grasse, la ciudad que tradicionalmente ha sido considerada la capital mundial de la jardinería perfumista. Actualmente, es la India el principal productor mundial de nardos. La climatología del país asiático permite cultivar nardos a orillas del Indo durante todo el año.

La industria perfumista utiliza dos tipos de notas aromáticas de nardo. Una de ellas es artificial y se elabora en laboratorio molecularmente. La otra es el absoluto de nardo. Esta nota natural, extraída directamente de la flor mediante la técnica del enflourage, es una nota aromática muy intensa y embriagadora que recuerda a una mezcla un tanto afrutada de miel, jazmín y azahar. La intensidad de la nota aromática del nardo hace que, si se abusa de ella, pueda resultar casi narcótica. Quizás por eso, durante el Renacimiento, el nardo era una flor prohibida para las mujeres jóvenes. Se decía que embriagaba y que podía modelar las voluntades.

Perfumes con nardo

El trabajo del nardo, debido a sus características, no es un trabajo sencillo. Por eso no son muchas las fragancias que lo incluyen entre sus componentes. La primera que la incluyó fue Fracas, de Robert Piguet, la colonia que Marilyn Monroe se ponía cuando no se “vestía” con Chanel nº 5. Esta fragancia, elaborada en 1948, incluía una nota de nardo muy marcada.

Chloé de Chloé, elaborada en 1975 bajo la dirección artística de Karl Lagerfeld, incluía un toque suave y dulce de nardo al que se incorporaban notas de jazmín, y lang-ylang. Este perfume no existe hoy en día. El Chloé que se encuentra en el mercado fue reelaborado en 2008 y posee otra formulación que el original del año 75.

Giorgio, de Giorgio Beverly Hills fue, en 1981, otro de los perfumes famosos que incorporaron el nardo en su formulación. Este perfume, al igual que el anterior, posee notas de ylang-ylang y de jazmín para redondear la aportación aromática del nardo. La gardenia, sin embargo, era la nota aromática que concedía a este perfume una personalidad propia. Este perfume, típicamente ochentero, se hizo muy popular en Estados Unidos por dos circunstancias. La primera de ellas es que fue el primer perfume en anunciarse con bandas perfumadas en las páginas publicitarias de la edición norteamericana de Vogue. La segunda, que fue el primer perfume que sólo podía adquirirse por correo, lo que hizo que tuviera mucho tirón entre las celebrities.

Poison fue, en 1985, una de las grandes apuestas perfumistas de la casa Dior. Creado por la nariz Edouard Fléchier, Poison fue el primer perfume de Christian Dior que no llevaba su nombre. Impactante, el nardo marca de una manera decisiva este perfume en el que, además, adquieren gran importancia las notas aromáticas de coco y ciruela.

Cuando estaba finalizando el milenio fue Jean Paul Gaultier quien incorporó el nardo a su fragancia Fragile. Elaborada en 1999, Fragile está elaborado a partir de una original y muy sensual combinación de notas aromáticas de nardo, frambuesa, bayas rosas y hojas de naranjo. En este perfume, el nardo no alcanza el predominio que tenía en algunas de las fragancias anteriormente referidas.

Una de los experimentos más innovadores con el nardo en el mundo de la perfumería ha sido, sin duda, la realizada por Thierry Mugler en 2007 al lanzar al mercado A travers le miroir, un perfume que rompe fronteras de género y que funciona muy bien tanto en la piel de la mujer como en la del hombre. A travers le miroir incluye el nardo en su composición, sí, pero incluye también toques de absenta y de wintergreen. Este componente es el encargado de aportar a la fragancia un toque mentolado que, en combinación con el nardo, parece crear una flor de hielo.

Junto a estos perfumes, también podemos encontrar, entre los que poseen el nardo entre sus componentes, los siguientes: L’Heure Bleue de Guerlain (1912), Óscar de la Renta (1977), Beautiful de Estée Lauder (1985), Gio de Giorgio Armani (1992), Aura by Swarovski (2011) y Truth or Dare de Madonna (2012).

Sobre el perfume creado por la marca de la famosa cantante americana hay un apunte anecdótico que no queremos dejar pasar por alto. Según se comenta, el aroma de este perfume está inspirado en el de la fragancia que utilizaba la madre de la cantante. Fallecida cuando ella era niña, Madonna guarda el recuerdo de aquel aroma entre sus recuerdos más preciados. A la hora de lanzar un perfume al mercado, Madonna buscó algo que recordara a aquel aroma. Hay quien dice que el perfume que utilizaba la madre de Madonna era Fracas. Fuera verdad o no, lo cierto es que el perfume debía llevar la de nardo entre sus notas aromáticas. Y de hecho las lleva.